INTRODUCCIÓN AL
IAIDO
El Iaido es, hoy por hoy, una
disciplina marcial poco conocida en nuestra sociedad,
dado que existen muy pocos practicantes y escasos
profesores o maestros. Esto hace que incluso los
budokas veteranos en otras artes marciales que
han visto practicar Iaido, no acierten a situar
esta especialidad en el lugar que corresponde.
En general se considera al Iaido como algo anacrónico, sin ninguna utilidad
práctica en nuestra vertiginosa actualidad regida por las computadoras.
No obstante, esta es una concepción errónea.
El Iaido, como todas las artes
marciales, nos lleva al terreno de la práctica
en el que se exige la presencia y colaboración
intima del “cuerpo” y del “espíritu”, y
desde esa realidad tangible, el adepto inicia un
trabajo de perfeccionamiento sobre si mismo.
El entrenamiento de Iaido, además de constituir un ejercicio físico
que desarrolla sobre todo la agilidad y la coordinación de movimientos,
nos va a revelar un sin fin de datos acerca de nuestros limites y posibilidades,
amen de ejercitar la capacidad de concentración, la alerta, la disponibilidad
y la adaptación instantánea a lo inmediato e imprevisto.
¿Quién se atrevería
a afirmar que estas cualidades no tienen aplicación
constante en la cambiante vida de cada día?
El Iado es un excelente complemento para el judoka, karateka, aikidoka, etc.,
como un regreso a las fuentes que impregnaran sus actitudes de la esencia,
el espíritu y la estética del Budo Tradicional.
ORIGEN DEL IAIDO
Según los relatos de la
historia, y aunque el aprendizaje del manejo del
sable se pierde en los tiempos remotos del Japón
antiguo, parece ser que el Iai Jutsu nace al final
de los años 1400 y principios de 1500.
Para entender el significado de
esta forma de combate con el sable o katana, es
preciso remontarse a la época feudal japonesa,
cuando cada territorio o castillo era propiedad
de un clan o Señor (Daimyo), y cuya protección
estaba encomendada a los célebres guerreros
Samurais asalariados para tal fin.
Solamente al Samurai
le estaba permitido llevar dos espadas en su cintura,
el sable era su alma y su razón de vivir, y
no se apartaba de él ni de noche ni de día,
adiestrándose con frecuencia tanto en el
manejo del mismo (Ken Jutsu) como en la forja de
su carácter (a fin de perder el miedo a
la muerte), así, ambas prácticas
hacían de él un guerrero temido
y respetado.
Vivían en una época
violenta y despiadada, y estaban expuestos a ser
atacados en cualquier lugar y momento del día
o de la noche, dado que en su concepto de la ética
guerrera no estaba mal ser atacado por sorpresa
(por la espalda, o por varios agresores, etc.).
El conocimiento de estas reglas, así como
el fin para el que habían sido contratados
(defender la vida, el honor y las posesiones de
su Señor), les obligaba a vivir en un estado
o actitud de permanente alerta. La posibilidad
cotidiana de ser objeto de un ataque repentino
por sorpresa les hizo comprender que necesitaban
ser diestros y rápidos en desenvainar y
cortar en un solo movimiento, anticipándose
si era posible a la acción ya manifestada
o iniciada por su agresor... y esta respuesta era
más factible llevando el sable en la cintura
con el filo hacia arriba.
Con el tiempo, esta forma de combate
a la defensiva fue conocida como Iai Jutsu, la
cual pretendía ser un arte de autodefensa,
enfocado no tanto a destruir al enemigo como a
neutralizar sus intenciones, por ello en su origen
recibió el nombre de “Saya No Uchi”, que
significa “el sable enfundado”, manifestando así el
espíritu del mismo, en el sentido de ser
capaz de alcanzar la victoria incluso sin desenvainar.
Así nacía
el Iai Jutsu y comenzaban a crearse diferentes
estilos o escuelas a partir del estudio de las
posibles situaciones de ataques sorpresa y de las
habilidades o astucias propias de cada maestro,
de las que surgieron numerosas técnicas
o katas que fueron transmitidos de generación
en generación
hasta la Época Meiji, en la que el Japón
se abre al mundo y suprime la existencia de los
samurais. A fin de no desaparecer y perder el
valioso y abundante caudal de técnicas
y conocimiento guerreros de autoprotección,
los maestros de armas optan por transformar el
Iai Jutsu en un método o vía de
autoperfeccionamiento, en el que el único
enemigo a combatir sean los propios defectos
o debilidades, dando origen a la práctica
del IAIDO.
Desde la Época
Amakuni (Siglo X) hasta el decreto “Hattorei” en
1876 que prohibía a los samurais llevar
el sable en su cintura de manera habitual, como
lo habían
hecho desde siempre, se crearon infinidad de
Escuelas (Ryu-Ha) y de estilos en el arte de manejar
el sable, algunas tan importantes que sus técnicas
y tradiciones se han conservado hasta nuestros
días.
QUÉ ES
EL IAIDO ?
El Iaido es un arte marcial que
se practica solo (individualmente), bajo la forma
de katas, cada uno de los cuales representa la
forma de reaccionar frente a una situación
o tipo de ataque diferente.
IAI significa unidad del ser, permanecer en armonía consigo mismo, unirse
al espíritu del adversario sin moverse.
DO significa Vía o Camino.
En su sentido utilitario, el Iaido es el arte de estar atento y dispuesto para
responder en cualquier situación o momento, sea cual sea la forma de
ataque del enemigo.
Considerado bajo el aspecto ético moral formativo, el Iaido se identifica
como LA VIA PARA ALCANZAR LA UNIDAD Y LA ARMONIA DEL CUERPO Y DEL ESPIRITU,
y ello implica vivir dicha armonía con los demás y con el entorno.
La primera impresión que
se produce en el occidental que contempla la realización
de un Kata de Iaido (o un entrenamiento) es la
de estar presenciando una práctica o Arte
anacrónico, primitivo e irreal para estos
tiempos, y perfectamente inútil en esta
sociedad cada vez más tecnificada. Podría
concederse una parte de razón al que así juzga
si lo hace únicamente desde el punto de
vista de la imposible o dudosa aplicación
práctica de esas técnicas de combate
con un sable japonés en la vida cotidiana.
Ciertamente, hoy no podemos resolver
ningún problema de nuestra vida con la ayuda
de un sable por más hábiles que seamos
en su manejo, pero los efectos del Iaido van mucho
más allá del hecho de proporcionar
dicha destreza corporal si consideramos la validez
universal y permanente de sus objetivos, como vamos
a ver a continuación:
Objetivo Práctico :
EL Arte del Iaido se basa en anticiparse en la
propia autodefensa rechazando una agresión,
y ello no es posible sin la estrecha colaboración
cuerpo-mente. Todos los gestos y movimientos de
cada situación de Iaido están destinados
a ejercitar y desarrollar la concentración
en el “aquí y ahora”, el control del cuerpo
y de la mente, la disponibilidad, la adaptación
inmediata a lo imprevisto conservando la serenidad
que permite hacer un juicio rápido de cada
momento o circunstancia.
Objetivo Ético : El objetivo
oculto del Iaido es llegar a ser dueño
del propio ego (deseos, emociones, prejuicios,
temores, etc.) y comportarse con el máximo
respeto y cortesía en todas las circunstancias.
Como es fácil deducir de todo lo expuesto, el Iaido constituye una práctica
excelente e idónea para mejorar la estética y el dominio de los
gestos mediante la acción sobria y eficaz en la que se aprende a pasar
de un estado de calma absoluta a una acción o movimiento fulgurante,
libre de toda emoción, deseo, temor, etc.
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